
El trauma es una experiencia que deja heridas profundas en nuestra mente y nuestro cuerpo. Es normal que, tras atravesar momentos difíciles, surjan emociones y creencias que desafíen nuestra percepción del mundo y de lo que somos.
Si alguna vez has sentido que no podías confiar en nadie, que había algo intrínsecamente malo en ti o que eras incapaz de acercarte a los demás, no estás sola/o. En este artículo buscamos desglosar algunas de las consecuencias derivadas del trauma y los primeros pasos a dar para comenzar con tu propio proceso de sanación.
¿Qué es el trauma y cómo impacta en nuestra mente?
El trauma puede surgir de experiencias como abuso, negligencia, pérdida o incluso eventos que a simple vista puedan parecernos “poco significativos”; aunque también puede venir como consecuencia de experiencias de enfermedad, duelo y muerte. Muchas veces, lo importante no es el hecho en sí, sino cómo lo procesamos emocional y corporalmente. Cuando una situación se “enquista”, es cuando podemos empezar a hablar de trauma. Entonces, en estas situaciones puedes sentir que:
- No puedes confiar en nadie, ni siquiera en ti misma/o.
- Hay algo malo en ti, lo que puede afecta a tu identidad y tu autoestima.
- No puedes conectar emocionalmente con otros por un posible miedo al rechazo.
- Eres culpable, especialmente cuando la situación está fuera de tu control.
Siento si el trauma te ha hecho sentir que no podías confiar en nadie

El trauma puede hacerte sentir que no puedes confiar en nadie y si lo haces, quizás pueda rechazarte. Esto a veces, puede tener que ver con experiencias de traición o abandono.
Vivir experiencias en las que un ser querido te falló, ya sea un familiar, un amigo o tu pareja, puede generarte cierta sensación de hiperalerta en tus relaciones o en algunos contextos sociales. Es normal no querer sentirte rechazada/o de nuevo, siendo también normal que puedas tender a tener una sensación de desconfianza.
El problema radica en que, de alguna manera, puedes entrar en una espiral de “estar hiperalerta” de no querer ser herida/o o rechazada/o nuevamente, y no poder relacionarte de manera más “profunda” y de una manera más “relajada”. Ojo, es importante que sepas que no eres tú de manera consciente la que entra en ese estado de “hiperalerta”, sino que posiblemente exponerte a estas experiencias te conecten con otras en las que un ser querido te falló o te rechazó, y se activa este estado de manera “automática”.
Siento si el trauma te ha hecho sentir que había algo malo en ti

Cuando hemos estado expuestos a abuso o a la crítica constante, puede ser normal internalizar todas estas críticas y asumirlas como rasgos propios, pudiendo llegar a pensar que estas experiencias reflejan nuestro propio valor.
Si alguien te trató mal, podrías pensar que fue porque no eras suficiente o que había algo defectuoso en ti. En este sentido, la culpa y la vergüenza son emociones que pueden acompañarte en tu vida, cuando en realidad, no fuiste responsable de lo ocurrido o de lo que te dijeron.
Esto puede generar que te cuestiones tu valor como persona, creando un impacto en tu autoestima, y pudiendo llegar a verte como que “ estás rota/o” que “hay algo malo en ti” o incluso a “que eres un monstruo”.
El diálogo interno
Es fundamental reconocer que las emociones y creencias derivadas del trauma no definen tu valor como persona. Sanar implica también identificar esas creencias limitantes y contrarrestarlas con nuevas narrativas. Por ejemplo:
- De “no puedo confiar en nadie” a “la confianza puede trabajarse”
- De “hay algo malo en mí” a “mis experiencias no definen quién soy, mi esencia es valiosa”.
La importancia del apoyo profesional

Recuerda que no tienes que afrontar este proceso sola ni solo. Algunas psicólogas estamos especializadas en trauma, pudiendo ayudarte a explorar el impacto del trauma en tu vida y desarrollar terapias adaptadas para reconstruir la confianza en ti misma/o y en los demás. La terapia es un espacio seguro donde puedes ser escuchada/o sin juicios. Si quieres más información, puedes clicar aquí.
El EMDR como terapia para el trauma
El EMDR o la terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares es un actualmente un modo de psicoterapia efectivo y con evidencia científica. Ya en 2013, la Organización Mundial de la Salud lo señaló como uno de los tratamientos recomendados para los trastornos relacionados con el trauma.
En el trabajo con EMDR, la persona conectará con el recuerdo traumático, para hacer un proceso asociativo con otros recuerdos, sensaciones o pensamientos. Por así decirlo, habrá una desensibilización, es decir, una disminución del malestar, y por otro lado un reprocesamiento por las asociaciones que se generan. Además, como hemos mencionado antes, las creencias que se generan en el trauma son de gran importancia y es fundamental un cambio de narrativa. En EMDR, se recogen esas creencias, pero el cambio de narrativa es una consecuencia del procesamiento del recuerdo.
La idea central del modelo EMDR, denominado Modelo de Procesamiento Adaptativo de Información (PAI). Si quieres más info, puedes encontrarla en la web de la Asociación EMDR España pinchando aquí.
Reescribiendo tu historia
El trauma puede hacerte sentir que no hay salida y eso es normal. Por eso queremos decirte que hay caminos hacia el cambio y hacia reaprender nuevos patrones de conducta. Trabajando sobre ello, podrás aprender a redefinir tu relación contigo misma/o, a desvincularte de la culpa y empezar a creer que mereces amor y seguridad. No es un camino fácil, y ahora te parecerá imposible, pero si tienes la ayuda adecuada, podrás avanzar.
Si tienes cualquier duda, déjame un comentario y, por supuesto, si se te ocurren más ejemplos, será todo un placer leerlos.
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